Por: Redacción.
En el II Domingo de Cuaresma, la Iglesia nos presenta el pasaje de la Transfiguración de Jesús como un signo de esperanza en nuestro camino hacia la Pascua. La Cuaresma es un tiempo de conversión, de esfuerzo y de lucha espiritual, y en medio de este recorrido, Dios nos regala un adelanto de la gloria que nos espera. Así como los discípulos vieron el esplendor de Cristo en el monte, nosotros estamos llamados a contemplar su luz para fortalecer nuestra fe y renovar nuestro compromiso de seguirlo.

La oración que transforma
Jesús sube al monte a orar, y en la oración su rostro cambia, su vestidura resplandece. Nos recuerda que la oración verdadera nos transforma, nos acerca a la luz de Dios. No es un simple ritual, sino un encuentro que nos renueva. ¿Cómo está nuestra oración? ¿Nos dejamos iluminar por la presencia de Dios?
Moisés y Elías: La Ley y los Profetas
Jesús conversa con Moisés y Elías, quienes representan la Ley y los Profetas. Él es el cumplimiento de la historia de salvación, el lazo perfecto entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Lo que se anunció desde Génesis hasta Malaquías encuentra su plenitud en Cristo. Nuestra fe no es un evento aislado, sino parte de la gran historia de la salvación.
Pedro y la tentación de quedarse
Pedro, maravillado, quiere hacer tres chozas. Es la tentación de quedarse en la experiencia mística y no bajar a la realidad. Muchas veces quisiéramos quedarnos en la comodidad de la fe sin comprometernos con el mundo. Pero Jesús nos enseña que después de la contemplación viene la misión.
"Este es mi Hijo, escúchenlo"
La voz del Padre nos da la clave: escuchar a Jesús. En un mundo de ruido y distracciones, ¿le damos tiempo a la Palabra? ¿Ponemos en práctica lo que nos dice? Nuestra vida cristiana se juega en la capacidad de escuchar y obedecer la voz de Dios.
La Alianza de Dios con Abraham: Una Promesa de Fidelidad
En la primera lectura, Dios hace una alianza con Abraham y le promete una descendencia numerosa. La promesa de Dios no es inmediata, requiere fe, paciencia y confianza. Abraham no ve la plenitud de la promesa, pero cree. Así también nosotros estamos llamados a confiar en Dios, incluso cuando no vemos respuestas inmediatas.
La Esperanza en la Gloria: Ciudadanos del Cielo
San Pablo nos recuerda en la segunda lectura que no pertenecemos a este mundo, sino que somos ciudadanos del cielo. No podemos vivir solo para el placer, la comodidad o los bienes materiales. Nuestra verdadera patria es la gloria que Cristo nos ha prometido.
La Gloria nos Impulsa a la Misión
En este II Domingo de Cuaresma vemos que la Transfiguración es un adelanto de la gloria futura, pero no es el final del camino. Jesús nos enseña que después de la luz del monte viene el descenso al mundo, a la cruz y a la resurrección. Vivamos esta Cuaresma con la certeza de que Dios nos llama a la transformación, a la fidelidad y a la esperanza.
¡Escuchemos a Jesús y caminemos con Él hacia la Pascua!
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